
¡Hoy Celebramos con San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia Católica!… 👍💞🙏👼😊🌼🌟💫
28 agosto, 2019
Oración del mes de Septiembre!… 👍💞🙏😊🙌🌼🌟💫
1 septiembre, 2019
Aurélio Agustín de Hipona nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, África. Fue el primogénito de Patricio y Mónica (La Santa de la cual les escribí ayer), una devota cristiana, que buscó criar a su hijo siguiendo a Cristo.
En Tagaste, Agustín comenzó sus estudios básicos, y posteriormente su padre lo envió a Madaura a realizar estudios de gramática. Agustín destacó en el estudio de las letras. Mostró un gran interés hacia la literatura, especialmente la griega clásica y poseía gran elocuencia. Sus primeros triunfos tuvieron como escenario Madaura y Cartago, donde se especializó en gramática y retórica. Durante sus años de estudiante en Cartago desarrolló una irresistible atracción hacia el teatro. Durante su estancia en Cartago mostró su genio retórico y sobresalió en concursos poéticos y certámenes públicos. Aunque se dejaba llevar por sus pasiones, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó sus estudios, especialmente los de filosofía. Años después, el mismo Agustín hizo una fuerte crítica sobre esta etapa de su juventud en su libro Confesiones.
A los diecinueve años, la lectura de Hortensius de Cicerón despertó en la mente de Agustín el espíritu de especulación y así se dedicó de lleno al estudio de la filosofía, ciencia en la que sobresalió. Durante esta época el joven Agustín conoció a una mujer con la que mantuvo una relación estable de catorce años y con la cual tuvo un hijo: Adeodato.
En su búsqueda incansable de respuesta al problema de la verdad, Agustín pasó de una escuela filosófica a otra sin que encontrara en ninguna una verdadera respuesta a sus inquietudes. Finalmente abrazó el maniqueísmo, creyendo que en este sistema encontraría un modelo según el cual podría orientar su vida. Varios años siguió esta doctrina y finalmente, decepcionado, la abandonó al considerar que era una doctrina simplista, una herejía.
Agustín poseía una inteligencia rara, centrado en sus estudios y brillantemente entrenado en retórica. Excelente escritor dedicado a la poesía y la filosofía. Buscando un mayor éxito, Agustín fue a Roma y luego a Milán, donde comenzó a admirar al obispo Ambrosio. Empezó a asistir como catecúmeno a las celebraciones litúrgicas de este Obispo, quedando admirado de sus prédicas y su corazón. Fue Ambrosio de Milán quien le hizo conocer los escritos de Plotino y las epístolas de Pablo de Tarso. En medio de estos escritos se convirtió al cristianismo.
El obispo Ambrosio le ofreció la clave para interpretar el Antiguo Testamento y encontrar en la Biblia la fuente de la fe. Por último, la lectura de los textos de san Pablo le ayudó a Agustín a solucionar el problema de la mediación (vinculado al de la Comunión de los Santos) y al de la Gracia divina. Según cuenta el mismo Agustín, la crisis decisiva previa a la conversión, se dio estando en el jardín con su amigo Alipio, reflexionando sobre el ejemplo de Antonio, oyó la voz de un niño de una casa vecina que decía: -Toma y lee. Y entendiéndolo como una invitación divina, tomó la Biblia, la abrió por las cartas de san Pablo y leyó el pasaje: “Nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias” (Rom. 13, 13-14). Al llegar al final de esta frase se desvanecieron todas las sombras de duda. En 385 Agustín se convirtió al cristianismo. Fue bautizado con su hijo Adeodato por el propio obispo Ambrosio, de treinta y tres años.
Con la muerte del hijo, decide regresar a casa, pero allí también encuentra sufrimiento, con la muerte de la madre. Luego se muda a Tagaste, donde funda una comunidad monástica. El obispo Ambrosio, preocupado por Agustín, lo convence de ser sacerdote. Al final se convierte en obispo de Hippo.
Agustín fue definido como el filósofo y teólogo más profundo e importante de su tiempo. Su trabajo iluminó a casi todos los pensadores de los siglos siguientes. Escribió libros muy importantes, entre ellos su autobiografía, «Confesiones» y «Ciudad de Dios».
Después de una enfermedad grave, murió el 28 de agosto de 430.
Agustín encuentra en la sincera adhesión a la verdad cristiana y en la múltiple actividad pastoral la paz del corazón que su corazón anhelaba atormentado por los afectos terrenales y la sed de la verdad. Ejerció su autoridad pastoral como ministerio de justicia, imparcialidad, simpatía y cuidado del bienestar de la gente, viviendo en comunión con el clero de su catedral y diócesis.
Oración: ¡Te he amado tarde, oh belleza tan vieja y tan joven, te he amado tarde! Mira, estabas dentro y yo fuera. Estabas conmigo y yo no estaba contigo. Vos eres, Jesús, Cristo, mi Padre Santo, mi Dios misericordioso. Eres mi buen pastor, mi único Maestro, mi auxilio lleno de bondad, mi bien amado de una belleza maravillosa, mi guía para la patria, mi pan vivo, mi verdadera luz, mi santa dulzura, mi camino recto, mi pura sencillez y mi paz!…
San Agustín, Ruega por Nosotros. Amén!… #SanAgustínDeHipona #28DeAgosto #DoctorDeLaIglesia #ConversiónACristo #Fe😊 #Esperanza🙌 #Amor💞 #Evangelización2.0📲 #LaVirgencitaYDiosUnoYTrinoSonBuenos👍💞🙏😚😇😚👼😚👼😚👼💓😊🌼🌟💫