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12 mayo, 2017
Como se ha señalado en anteriores Posts, en el Antiguo Testamento Dios da a su Pueblo, por medio de Moisés, los Diez Mandamientos, que son el resumen de la Ley moral.
Comenzamos ahora los mandamientos relacionados con el prójimo. Los tres primeros se referían a la relación con Dios. Los siete restantes, al prójimo. ¡Qué desprendido es nuestro Dios que sólo quiere para sí tres mandamientos!
Dios podía habernos dado sólo los tres primeros, y así tenía asegurados sus propios derechos, su dignidad. Pero no. También quería poner las obligaciones de los hombres entre sí. Estos siete restantes hacen posible la convivencia humana, la armonía, la estabilidad, la paz, la fidelidad.
Y dado que los más cercanos y próximos a nosotros son los padres y hermanos, por eso Dios reservó el cuarto mandamiento a la relación con nuestra familia: padres y hermanos.
Dice Dios en el libro del Éxodo 20, 12: “Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar”.
Este, mandamiento obliga no sólo a los hijos con los padres, sino también a los padres con los hijos. Es más, también a los alumnos con respecto a sus maestros y profesores, y a éstos respecto a sus alumnos; al obrero y al patrono, a los súbditos y a los superiores.
Este mandamiento obliga a los hijos a respetar a sus padres, obedecer sus órdenes (siempre no estén en contra de Dios) y ayudarlos en sus necesidades.
Asimismo es importante señalar, sin ánimos de a nadie juzgar; que los hijos nacen de un padre y de una madre, no de donantes de esperma… ¡Cuántos hijos huérfanos de paternidad negada o rechazada incluso por las mismas legislaciones humanas! ¿Cómo podrán los hijos honrar a sus padres, si estos permanecen “anónimos”?… Como todos sabemos un hijo es un don, es un regalo de Dios!… El Señor los encomienda a sus padres, para que los protejan, los eduquen y los amen!… Por lo cual, un infante no se debe procurar traer al mundo, por cumplir con convencionalismos sociales y así salir de «eso»… por miedo a la soledad (La soledad no estar sólo, es estar vacío! el que no está bien consigo mismo, no puede estar bien con nadie!…) o por un deseo de hacer realidad el sueño de la maternidad, sin pensar en darle el derecho a esa criatura de crecer y formarse en el seno de un hogar! Con su papá, junto y amando a su mamá!… Es decir, que las mujeres evitemos caer en egoísmos, al momento de traer al mundo a nuestros hijos! Y con empatía visualicemos tener y/o disfrutar de esa hermosa bendición, dándole una familia estable a nuestros infantes!…
Quien honra al padre y a la madre respeta su propia historia, las memorias familiares que dan amor, felicidad e identidad social!…
El padre Antonio Rivero en el marco de este mandamiento, esto es lo que opina al respecto: «(…)Dado que la familia es el marco natural donde se realiza el amor, la auténtica vida de la familia debe estar presidida por las características del amor: la entrega o donación incondicional, el diálogo, la atención al otro y a sus intereses por encima de los míos. Sólo sobre esta base se podrá construir un matrimonio y una familia. Además, para que el amor familiar sea auténtico, debe ponerse a Dios como centro de esa relación, porque Dios es el Amor.
Si tú has recibido esa llamada de Dios a formar una familia a través de los signos que Él usa para manifestar su voluntad, puedes considerarte privilegiado, pues Él ha depositado en ti todo su amor y confianza. A ti te toca entonces respetar responsablemente la voluntad de Dios sobre el matrimonio y la familia, tratar de conocer en profundidad los planes de Dios sobre ella, sus designios de amor, y ponerlos en práctica.
Un matrimonio y una familia que viven siempre cerca de Dios, porque rezan y se nutren de los sacramentos, no sólo no envejecen en su amor, sino que renuevan cada día la frescura de su amor joven.
El matrimonio está de acuerdo a la naturaleza humana, ha sido concebido por Dios para dar un marco apropiado y noble a la procreación humana. Los animales se guían por instintos y no conocen lo que es el amor, pero el hombre necesita un ambiente estable de cariño, una institución que asegure y guíe su desarrollo; esto es el matrimonio.
Por eso, cuando en la educación del joven o del niño falta la familia o hay problemas dentro de ella, se producen grandes traumas emocionales, psicológicos, afectivos, educacionales, que marcarán para siempre la vida de ese hombre o de esa mujer.
Por todo ello podemos deducir que la familia es un magnífico camino de santidad y de formación integral que necesita del esfuerzo personal de todos sus miembros para cumplir su cometido, pero que cuenta también con una privilegiada asistencia de Dios a través de gracias muy especiales.
¿Qué no debe faltar en la relación entre los esposos para que esa familia transparente el rostro de Dios?
El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, en vistas a la unión mutua y a la procreación y educación de los hijos. Es la institución concebida por Dios en la que el hombre y la mujer viven una íntima unión indisoluble, se apoyan y ayudan, crecen en el amor y colaboran con Dios para hacer crecer la humanidad con nuevos hijos». (Fuente: Catholic.net)
Por otra parte, este mandamiento obliga a los padres a preocuparse por el bien de sus hijos, ayudándolos a crecer física, moral e intelectualmente. En la medida en que los hijos van creciendo, va aumentando su responsabilidad hasta que puedan tomar verdaderas decisiones.
Es Dios quien llama a unos al matrimonio y a otros hacia su entrega total para su servicio. Por lo tanto ningún padre tiene el derecho de mandar a los hijos, oponiéndose a los planes de Dios. Lo que tienen que hacer es ayudar a los hijos a descubrir la propia vocación para aceptarla y vivirla con fe y entusiasmo!…
Ni pueden obligar a los hijos a casarse con tal o cual persona, escoger una carrera en lugar de otra. Cuanto más grandes se hacen los hijos, tanto más se hacen responsables de su destino. Entonces los papás se vuelven en los primeros consejeros de sus hijos!…
Con las siguientes interrogantes, cada uno examinemos nuestra conciencia para ver en qué hemos fallado ya sea como padre, madre, hijo o hija:
Como hijo o como hija:
👉 ¿Me he preocupado por escuchar los consejos de mis padres?
👉 ¿He tratado de hablar con ellos y ayudarlos en sus necesidades?
Como padre o como madre:
👉 ¿Me he preocupado por el bien de mis hijos?
👉 ¿Cuántas veces me he metido en la vida privada de ellos, provocando disgustos y divisiones?
👉 ¿Me he preocupado por dar buenos ejemplos a mis hijos y ayudarlos a madurar en la fe?
En torno a ello, para evitar los errores anteriormente expuestos, pidamos a Dios su gracia para que nos permita:
✅ Contrarrestar la tendencia a la ingratitud con quienes nos han dado la vida o nos han formado.
✅ Contrarrestar la tendencia a la soberbia para con la autoridad, la insumisión y falta de humildad. Esto, como hijos.
✅ Y como papás: Contrarrestar esa tendencia a dejar de hacer todo a los hijos, o a estar encima todo el tiempo, sin educarle a la verdadera libertad y elección.
Lo esencial de cada familia es el amor. El amor es el rostro de Dios. Por ello, la familia debe ser el rostro de Dios! el rostro viviente de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!… La familia es una gran maravilla que Dios te regaló. Por eso, cada familia está llamada a reflejar el rostro de nuestro Padre Celestial!… #Decálogo #DiezMandamientos #RegaloDeDios #LeyRevelada #LeyDeDiosQueAMoisésLeDio #CuartoMandamiento #HonrarásATuPadreYATuMadre #NadaCambiaSiTúNoCambias #SomosLoQueQueremos #BienComún #Crecimiento #Superación #Trascendencia #Evolución #Evangelización2.0 #ResponsabilidadSocial #VienenMejoresTiempos #NuevosTerrenos #DiosEsBueno 👍💞🙏⛪🚥📃📄🚥😚👼😚👼😚👼😚😇👉👪✌💓😊🌼